jueves, 10 de marzo de 2011

ILinois abole la pena capital

ILinosis se convierte en el decimoxexto en abolir la pena de muerte. El 9 de marzo, el gobernador demócrata del Estado norteamericano de Illinois, Pat Quinn certificaba con su firma la abolición oficial de la pena capital, convirtiéndose así en el decimosexto de todos los Estados Unidos que lo hace. Este gran paso en Derechos Humanos viene de atrás. En el año 2000, el entonces gobernador George Ryan aprobó una moratoria, paralizando las ejecuciones sustituyéndolas por otras penas. Según Quinn, la decisión de abolir la pena capital ha sido difícil (a sabiendas de que este señor defendió la pena de muerte en su campaña electoral), incidiendo especialmente la conversación con Desmod Tutu, arzobispo sudafricano, Nobel de la paz y opositor a la pena capital. No obstante, el Senado aprobó con treinta y dos votos a favor y veinticinco en contra la abolición de dicha pena hace tan sólo unas semanas. El gobernador ha argumentado su posición afirmando, palabras textuales, que “no encontré evidencias creíbles de que la pena de muerte tuviera un efecto disuasorio en los asesinatos”. Lo cierto es que desde 1999 nadie muere en la silla eléctrica ni en la camilla de la cárcel condenado en Illinois, un Estado de casi 13 millones de habitantes. El Estado “líder” en ejecuciones es Texas. Sólo un dato: diecisiete presos tejanos murieron condenados en 2010. Quinn, del Partido Demócrata, demuestra el esfuerzo de los demócratas americanos por lavar la imagen del país donde permanecen las oficinas de los grandes organismos defensores de los Derechos Humanos, donde menos se cumplen éstos últimos. Durante años, la política imperialista americana ha tapado con sutileza y precisión las violaciones de los Derechos Humanos que se llevan a cabo en este país: Estados Unidos es el único miembro de la OTAN y del G-8 donde la pena capital es totalmente vigente. Obama, en la sombra de esta abolición, ha querido demostrar desde su ciudad natal –y sin ni una sola cámara– el intento de convertirse en ese Presidente que vendió en su campaña electoral (el cambio y la paz como bandera de su política). Así, Washington deja sobre la mesa la necesidad de un cambio real en Estados Unidos. Un cambio que despenalice a presos extranjeros y musulmanes (el 80% de los ejecutados) y acerque al asustado y reticente gobierno de Obama a la vorágine de violencia de los países árabes. Es buscar nuevos amigos, nuevas alianzas: Querer estar en la élite; jugar con las mejores cartas. Es curioso como de una noticia tan irrelevante se pueden sacar tantas conclusiones. En mi opinión, y para concluir, quiero dejar claro mi rechazo a la pena de muerte porque creo que se puede castigar al asesino de maneras mucho más efectivas, por lo que me alegro por la decisión del Senado y del gobernador de Illinois. Por otro lado, mi visión personal de este asunto es que este giro radical en la política de la gran potencia estadounidense es el principio del fin de su hegemonía (se va cayendo uno de sus buques insignia: la pena de muerte), hay muchas potencias esperando en Oriente.Juan Cano López. 1º Bachillerato A 10 Marzo 2011
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