sábado, 12 de marzo de 2011

San Petersburgo...cargada de Historia

Hay ciudades europeas que son auténticas cartillas de Historia, y una de ellas es San Petersburgo; la renombrada Petrogrado (Primera Guerra Mundial)y Leningrado (década de los veinte)al socaire de los tiempos. El emporio urbano más señorial del Norte (la Venecia del Norte), gélida y abierta al Báltico,circunspecta a un recoleto rincón de Rusia. Ha transitado por la Contemporaneidad europea por los eventos más descollantes con protagonismos de excepción, porque fue ilustrada y romántica, industrial, revolucionaria y bolchevique, nazi y siempre Europa. Extraordinariamente Europea. Nacida con el elevado prúrito de vincular Rusia al continente, al comercio..., al mundo. Nadie como ella ha visto correr por sus venas las transformaciones políticas más grandes de la Historia: De la grandeza zarista y su imperio absolutista al despertar industrioso burbujeante de emigrantes; las revoluciones aristocráticas, burguesas y bolcheviques; las invasiones alemanas y la dictadura de Stalin. Navegando por el Neva cualquiera puede fácilmente evocar su pasado, y en sus canales resuenan los susurros desde el siglo de las luces hasta nuestros días. Nada como el Hermitage y los palacios reales (Palacio de Invierno y de Verano) para comprender la grandiosidad de una Ciudad y sus razones; nadie como una de las mejores pinacotecas del mundo para entender la sensibilidad humana y la belleza. Los mejores maestros..., los más grandes estilos..., las grandiosas escuelas europeas. En la actualidad se puede ver incluso en el Hermitage, como nunca, la conjunción de la pintura de Catalina (La Grande) con grandes legados del Prado (Velazquez, Goya, Caravaggio, etc.), que en un intercambio frutífero nos hacen disfrutar de un espectáculo insólito. San Petersburgo es sin duda uno de los grandes espejos de nuestra Historia. Visitarla constituye no solamente un ejercicio de recapitulación imprescindible, sino un canto a la grandiosidad del Hombre plasmada en las piedras de su pasado y en el agua de sus canales. Otra dimensión distinta a la de nuestras latitudes: porque levantarse con 29º bajo cero ayuda también a comprenr una tanto la geografía y la dimensión artica de la tierra.

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