sábado, 7 de diciembre de 2013

Dispara, yo ya estoy muerto



Siempre hay buenos libros para entretenerse, y también para aprender. He aquí una una larga y aclaratoria historia sobre los pueblos judío y palestino a través de varios protagonistas de uno y otro lado (familia judía Zucker y la árabe-musulmana Ziad). La obra de Julia Navarro es amplia, con un argumento dilatadísimo a través de muchísimos personajes secuenciados en el tiempo (ss. XIX y XX). A través de su larga ascendencia sirven para explicar la problemática judía y palestina en un territorio maldito por los tiempos. La autora es una avezada narradora -e historiadora en ciernes- que ha sido capaz de urdir el riquísimo argumentode un conflicto a través de estos protagonistas de ambos bandos. Con ellos consigue penetrar en la Historia europea y en los eventos de mayor importancia: Rusia Zarista, Gran Guerra (contra el imperio turco), Fascismo alemán, conflictos árabes...La cuesión alemana del holocausto es crúdísima, pero consigue retratarla con el tono realista que exige la verdad desgarradora de aquel funesto pasado. En toda la novela, la historia a través de los protagonistas gana mucha fuerza, pues son ellos quienes nos van adentrando en una historia llena de aristas. Desde una situación prístina de complicidad en un territorio compartido, se pasa a una hostilidad grave tras la indefinición y colonialismo (postrero de Francia e Inglaterra) que depara la desarticulación del imperio turco en el territorio palestino. El argumento nos retrata magistralmente una historia irracional que sigue sin resolver, donde las dos partes han debido penetrar en lo más hondo del problema para defender sus causas, confrontándose necesariamente con un adversario de religión distinta y aspiraciones fundadas en un legado milenario (la tierra de sus antepasados). Estamos ante una novelación histórica bastante buena. Julia Navarro demuestra una vez más la pericia que tiene para historiar una gran parte de nuestro pasado del s. XX y finales del XIX. Los argumentos son traídos con mucha propiedad, sabiéndole dar cuerpo a los personajes y contextos apropiados para que participen en los eventos de mayor notoriedad de la Historia de Europa. Sobre todo, ha sabido contar hábilmente una problemática enjundiosa sin desequilibrar demasiado la balanza al tenor de prejuicios históricos, religiosos o ideológicos. Su relato está muy bien contextualizado y resuelve con solvencia el planteamiento de las problemáticas históricas, yendo de hito en hito sin adulterar demasiado el orden argumental de su novela en lo más literario. La autora demostró en su obra anterior (Dime quien soy) su capacidad de hacer novela histórica con una gran solvencia; ahora ha repetido la hazaña sin perder ni un ápice de capacidad y solvencia en la trama histórica. Su narrativa es muy fluida..., y es quisquillosa en el respeto a las referencias eventuales. Merece la pena leerla. Literatura e Historia.

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