lunes, 31 de marzo de 2014

Más sobre Crimea

``Solo una crisis, real o percibida, da lugar a un cambio verdadero´´

Esta crisis del euro ha servido para acelerar el proyecto europeo. La tensión con Rusia acerca a Europa a cometer una segunda ronda de reformas relacionadas con la economía, para corregir las debilidades que quedan al descubierto con el desafío de Putin: la enorme dependencia energética y la vacilante política de defensa. Ya hay en Bruselas un grupo de representantes de diversas instituciones tratando de influir para sacar partido de los cambios que se avecinan. Anders Aslund dice que la crisis Ucrania es una crisis política y energética, y que la dependencia rusa de Occidente es mucho mayor que la dependencia europea de Rusia; Europa sigue atenta, pendiente y vigilante el desenlace de la crisis en Ucrania, pero no quiere más tensión. Tampoco quiere líos Washington, como ha dicho Obama en Bruselas. Parece se que ya ni siquiera Rusia los quiere, y que el viernes sugirió una solución diplomática al conflicto deseado tras la anexión de Crimea. Las razones de que nadie quiera un conflicto a gran escala son las siguientes: por un lado, el tablero geopolítico tiene ante sí una creciente rivalidad energética y de las garantías defensivas que busca Rusia creando un cinturón de seguridad en Ucrania; y por otro la economía global, y en especial Europa y Rusia, que no está para más sacudidas. Ni EEUU ni Japón tienen grandes lazos económicos con Rusia; en Europa son más estrechos en el capítulo del gas y el petróleo. Si la economía rusa entrara en barrena, con caídas cercanas al 10% del PIB, los daños para Alemania se limitarían a medio punto de PIB. En cambio, la amenaza de sanciones ha provocado ya desperfectos en Rusia: una sensacional huida de capitales y un descalabro de la bolsa y del rublo. Miriam Prados Nevado. 1ºBach. A

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